Puede que el nombre de Corine Pelluchon no te suene. Pero es una de las filósofas contemporáneas más interesantes. Y más comprometidas con la causa animal y con la filosofía ambiental. Por eso hoy queremos que la conozcas mejor.
Pelluchon, nacida hace 50 años en Barbezieux-Saint-Hilaire (Francia), es profesora de filosofía en la Universidad de Paris-Est-Marne-La-Vallée. Su especialidad es la filosofía política y moral y una defensora de la causa animal porque, a su juicio, es la causa de la humanidad. Ya que promueve un mundo mejor, menos violento y más justo.
Pelluchon empezó a interesarse por este tema a raíz del profundo trauma que le supuso ser consciente del sufrimiento al que, como sociedad, sometemos a los animales. Desde entonces ha dedicado parte de sus esfuerzos académicos a defender esta causa, lejos de la caricaturización o parodia que hacen ciertos agentes sociales sobre el movimiento animalista.
La filósofa cree que la politización del movimiento a favor de los animales es positivo. Puesto que ayuda a «organizar la coexistencia entre humanos y no humanos». De esta forma, los intereses de ambos pasan a estar integrados en la idea de «bien común». Solo así se puede construir una sociedad menos violenta. En ese sentido, es lógico incluir a los animales en lo que ella llama «la esfera de la consideración moral», porque los animales sienten (de eso ya hemos hablado más de una vez) y eso les permite tener capacidad de sufrimiento, pero también de deseo de vivir, miedo a la muerte, expresión del placer y voluntad de crear lazos afectivos.
En este vídeo puedes ver en profundidad qué considera ella por politizar la cuestión animal:
Dicho eso, Pelluchon no cree que los animales sean ciudadanos. Ella los reconoce como miembros de nuestra comunidad y, por extensión, sujetos políticos. Ellos son capaces de comunicar sus intereses y preferencias, si bien nos necesitan para descifrarlos (lo que ella denomina «agentividad dependiente»). E insiste en que hay que tener en cuenta esto último para establecer un punto de partida desde el que fijar los derechos de los animales. Derechos que no deben ser como los que recibimos los humanos, sino diferentes, en función de su condición de seres sintientes.
Mientras tanto, hasta que ese momento llegue, Pelluchon asegura que nuestra relación con los animales refleja la relación que tenemos con nosotros mismos, como especie, pero también como individuos. Y cree que la violencia perpetuada que infligimos a otras especies tiene que ver con otras violencias, como el racismo o el machismo.
Durante los últimos años, la francesa ha estado trabajando en un libro Manifiesto animalista. Politizar la causa animal, presentado recientemente con fuertes reminiscencias ecofeministas, con el que aspira a convertir el animalismo en un nuevo humanismo, universal y profundo. En él plantea dos plazos de lucha política. El primero y más cortoplacista debe buscar grandes acuerdos en temas como el fin de la cautividad, la prohibición de los espectáculos con animales o la prohibición de las pieles y el foie gras (siempre asegurando el futuro profesional de los trabajadores del sector cárnico, de los circos y zoológicos). Y el segundo, que trabaja en el medio y largo plazo, que debe trabajar en la eliminación total de la explotación animal.
Ojalá sus palabras inspiren e iluminen a quienes tienen el poder de decidir. Por nuestra parte seguiremos dando visibilidad a mujeres como ella o como Pauleen Bennett, que están trabajando arduamente por la causa animal.