Hace unas semanas nos sorprendía una noticia procedente de Bélgica. Y es que las autoridades belgas anunciaron a mediados de abril que, en adelante, los dueños de gatos domésticos están obligados a esterilizarlos… o a exponerse a una multa importante.
Este país es el primero del mundo en imponer esta medida a los ARISTOPADRES y, la verdad, es que ha generado mucha polémica. Para algunos, resulta sorprendente que en 2018 ocurra algo así en un país que, teóricamente, está por delante de muchos en cuestiones de respeto animal. Para otros, es una fórmula del gobierno para sacar más dinero a los ciudadanos. Y para otros, es un mal menor, aunque ni de lejos la solución ideal para combatir el problema del abandono animal.
Con independencia de lo que cada uno pensemos, nos parece una medida lo suficientemente notoria para compartirla aquí. Y es que el gobierno belga asegura que esta es una manera de proteger a los gatos frente al abandono y el maltrato, ya que actualmente se enfrentan a un problema de superpoblación gatuna sin precedentes. Así, el responsable de Bienestar Animal en la región de Flandes, anunció que «quien quiera tener a su gato, debe esterilizarlo. De lo contrario, tendrá que hacerse cargo de las docenas de descendientes que acaban en las calles, en albergues o que son sacrificados».
De esta forma, todo felino mayor de seis meses que esté en territorio belga tendrá que ser esterilizado o castrado, con el objetivo de evitar que los gatos sigan reproduciéndose incontroladamente y, por ende, acaben como acaban muchos de ellos: en protectoras o albergues donde, por falta de recursos económicos y de espacio, la vida de muchos tiene un final muy trágico. De hecho, según datos, en la región de Valonia las autoridades recogen cada años a unos 30.000 gatos, de los cuales 10.000 no sobreviven. Y en Flandes, una región con algo más de seis millones de habitantes, el gobierno estima que hay más de un millón de gatos.
Según otros datos, se calcula que cada pareja felina puede tener ocho crías al año. Gatitos que, a los seis meses ya son fértiles, de manera que en solo un año pueden nacer 40 nuevos animales de esa pareja inicial. Las autoridades belgas se refieren a esto como «crecimiento exponencial» y aseguran que a partir de una sola pareja pueden nacer 5.000 gatos en solo cinco años.
Con esta población felina, los refugios no dan a basto y no son capaces de encontrar ARISTOPADRES para tanto gato rescatado. Por lo que dicen que esta medida es necesaria para acabar el problema y evitar, así, que los gatos sigan malviviendo en las calles y pereciendo en los refugios. El objetivo, por tanto, es hallar un equilibrio entre adopciones y abandonos.
Los dueños, por su parte, ven muchas lagunas en esto de esterilizar a los gatos. Por un lado, está la salud, ya que bien muchos de ellos engordan cuando son esterilizados y no reciben la alimentación y la atención adecuada. Por otro lado, está el precio. Y es que esta intervención veterinaria oscila entre los 150 euros para hembras y los 75 en el caso de machos.
Consciente de este freno, el Área de Bienestar Animal recuerda que, pese a lo que tiende a creerse, la operación alarga la esperanza de vida de los gatos, disminuye el riesgo de enfermedades, así como su agresividad y los sonidos que emiten las hembras durante el celo. Pero como saben que las razones no bastan, también prevén sufragar parte del mismo, como ya hiciera el año pasado. Momento en el que destinaron algo más de 92.000 euros a sufragar parte de la esterilización de los gatos domésticos belgas.
Por descontado, esta nueva norma también se aplica a los extranjeros que se instalen en Bélgica. Y su incumplimiento será motivo de multa sí o sí en 2020. A partir de entonces, todos los gatos que se compren, regalen, donen o adopten en Bélgica tendrán que ser estériles. De lo contrario, sus dueños se arriesgan a ser multados con 50 euros, una suma que puede llegar a los 10.000 euros en Valonia si siguen arrastrando la multas durante varios años y hasta los 100.000 euros en Bruselas.
Estas son las cantidades previstas en las normativas de protección del bienestar animal para infractores. No obstante, se dice que estas multas son teóricas. Es decir, con las sanciones se busca un efecto disuasorio. Pero es evidente que ningún juez va a hacer pagar a alguien 100.000 euros por no esterilizar a su gato. Y, por supuesto, la policía belga tiene cosas más importantes que hacer que registrar domicilios para comprobar el estado de los órganos reproductores de los felinos.
Por lo que, en realidad, quizás se trata de una llamada de atención a la sociedad belga en particular y a los ARISTOPADRES en general. Seguiremos atentos a la evolución de la medida.