Lo último que ha hecho la diseñadora Diane von Fürstenberg -que no tiene precisamente que ver con la moda- ha sido noticia de inmediato.
El caso es que la archiconocida diseñadora belga Diane Von Fürstenberg y su marido, el multimillonario Barry Diller han clonado a su perrita Shannon.
Shannon es (o era) una jack russell a la que tanto Diane como Barry tienen (o tenían), al parecer, muy consentida. Shannon vive (o vivía) en una gran casa para perros de estilo neoclásico y protagoniza (o protagonizaba) muchas de las instantáneas que la diseñadora publica en su Instagram. Para la pareja, Shannon es (o era) como su hija.
Hablamos en presente y en pasado porque no se sabe qué ha sucedido con Shannon después de la clonación. El representante de Diller ha confirmado que la clonación se ha realizado, pero no ha dado detalles sobre el estado de Shannon ni sobre quién ha llevado a cabo “la operación”.
Solo se sabe que la decisión de clonarla en dos nuevos cachorros se debe a los problemas de salud que la perrita estaba experimentando. Así como que una empresa coreana (cuyo nombre se desconoce) se ha encargado del proceso de clonación y ha implantado ADN de Shannon en dos nuevos óvulos. También se desconocen las circunstancias en las que se ha llevado a cabo la clonación y cuándo tuvo lugar. Sin embargo, sí que ha trascendido el coste de la operación: 90.000 euros.
De las dos réplicas de Shannon poco se sabe, más allá de que se llaman Deena y Evita. Se las ha visto revoloteando alrededor de la pareja y en varias fotos que la diseñadora ha compartido en Instagram. A juzgar por las apariencias no son exactamente iguales que su madre, ni siquiera entre ellas, pero sin lugar a dudas tienen el espíritu divertido, inquieto y juguetón de los jack rusell.
Más allá de juicios y de críticas, queda claro por encima de todo que esta pareja siente un verdadero amor por sus mascotas. Algo que, sin lugar a dudas, es encomiable. Y, tratándose de personas famosas, muy útil para difundir el mensaje de concienciación en defensa de los animales que tanto nos importa. Un amor que no entiende de modas, pues como puede verse en esta foto, ya de joven, Diane no podía resistirse a posar con sus amigos peludos.
A propósito de las clonaciones de mascotas, se ha podido saber un poco más gracias a la información facilitada por otra pareja que, ante la enfermedad terminal de su bulldog, decidió clonarlo. Para lo que pagaron 70.000 euros.
Laura Jacques y Richard Remde, de origen británico, cuentan que el proceso se basa en la extracción de parte del tejido del animal del que se obtienen las células. Si estas se confirman viables, se selecciona una raza que tenga un tiempo de ovulación similar para que se convierta en donante de óvulos. Se realiza la enucleación del ovocito (se elimina su material genético para reemplazarlo por el del animal que se quiere clonar) y se realiza la transferencia embrionaria a la “madre”. Este proceso dura aproximadamente un día. Dos meses más tarde, si todo el procedimiento ha sido correcto, nace un cachorro con el ADN del animal al que se le extrajo la muestra. Impresionante, ¿no os parece?