Hay quien todavía se cree ese tópico: los gatos tienen mal carácter. Quienes los amamos sabemos que no es verdad (o no al 100%). O bueno, aunque lo sea, a nosotros no nos importa (todos tenemos nuestras cosas) y estamos encantados de hablar de las bondades y lindezas felinas de nuestro ARISTOGATO a quienes se nos ponga por banda.

Sin embargo, el tópico sigue ahí… Puede que gatos tan célebres como Grumpy Cat o Colonel Meow (que en paz descanse) han contribuido con éxito a asentar esa creencia. O tal vez, puede que hayamos contribuido entre todos, porque en el fondo nos encanta que los gatos sean pequeños diablillos, que nos gasten trastadas de vez en cuando… para contarlas luego con una mezcla de enfado y orgullo a nuestros amigos. Sea como fuere, la ciencia sigue empeñada en entender por qué son así. Tiene que haber una explicación. ¿Será cosa de un gen? ¿Será porque los gatos proceden de los grandes felinos? ¿Tal vez porque no entendemos lo que quieren ni a la de tres?

Pues no… Parece ser que los problemas de conducta de nuestros mininos surgen en los primeros estadios de vida y se deben, como ocurre con mucha conductas humanas, a un trauma. Un trauma que se produce por la separación temprana de sus madres y, concretamente, por el destete prematuro. Lo afirma un estudio publicado recientemente en Nature. Según los investigadores, la separación de los gatitos de su madre les resulta tan traumática que les produce un estrés crónico. Lo que hace que aumente la agresividad y ansiedad… algo que en algunos casos se remedia con el paso del tiempo. Pero en otros, no.

Se considera destete temprano a la separación permanente del gatito y su madre, antes de lo que ocurriría en la naturaleza. Por lo general, antes de las 12 semanas. Teniendo en cuenta que el período crítico de socialización para los gatos ocurre entre las 2 y las 8 semanas de vida, es entendible que el destete temprano tenga un gran impacto en la salud y en el comportamiento de los animales y que les provoque cambios neurobiológicos, en ocasiones irreversibles.

Para descubrir las consecuencias de este hecho en los gatitos, se elaboró un cuestionario que estudió y comparó los datos proporcionados por los dueños de 5726 gatos domésticos. Los resultados mostraron que cuando el destete se producía antes de las ocho semanas, el riesgo de tener mala conducta aumentaba. El estudio afirma que el 41% de los gatos se mostraba ligeramente agresivo hacia otros gatos. Mientras que los gatos destetados después de las 14 semanas presentaban menor agresividad hacia los extraños.

Estos hallazgos relacionan el destete temprano con el mal temperamento gatuno de forma bastante evidente. Y bien pensado, la verdad es que tiene sentido… ¿La solución? Los estudiosos sugieren que un destete más tardío sería un remedio sencillo y económico para mejorar de forma notable el carácter de miles y miles de ARISTOGATOS. Y, por extensión, la vida en familia. Dado que los gatos son las mascotas más populares, entender su genética y los factores ambientales que afectan a su comportamiento es importante tanto para nosotros como para su bienestar. Así que habrá que ver qué trascendencia tiene este estudio…