Nuestra visión antropocéntrica hace que, por lo general, impongamos (de buena fe, eso sí) lo que nos gusta a nuestras mascotas. Como ellas no pueden decirnos qué quieren o qué dejan de querer (al menos no con palabras), tendemos a tomar decisiones por ellos. Eso es aplicable a la alimentación, a las rutinas diarias, al juego y a todos los aspectos de su vida.
Por suerte, a medida que se avanza en el conocimiento y comprensión de las mascotas, se van desarrollando propuestas pensadas por y para ellos. Como es el caso de Music for Cats (Música para gatos), la primera apuesta de una gran compañía discográfica por una obra que no se dirige específicamente a seres humanos.
De la mano de Universal Music, el violonchelista estadounidense David Teie ha lanzado al mercado cinco composiciones pensadas para felinos. Music for Cats es fruto de la investigación científica que ha llevado a cabo la Universidad de Wisconsin durante dos años.
Teie cree que cada especie de mamíferos tiene respuestas biológicas intuitivas ante sonidos que forman parte de las primeras etapas de su desarrollo. Por eso, el músico, que forma parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de EE.UU., ha incluido en sus composiciones secuencias que imitan «su propio idioma» y que tienen sentido para ellos. De hecho, el ingrediente que hace especial este tema, que lo convierte en música para gatos y no para humanos, es que incluye los ruidos que hace un gato cuando mama o cuando ronronea. Mientras que los humanos tenemos el latido del corazón de nuestra madre grabado en las áreas cerebrales responsables de las emociones desde antes de nacer, los gatos fijan en su memoria el ruido de la succión al mamar cuando sus cerebros están en formación.
El resultado es un disco de 40 minutos de (pseudo)ronroneos y (pseudo)maullidos (con un formato que lo hace audible, y hasta agradable para los humanos), que buscaba financiación para salir al mercado, a través de una campaña de crowdfunding. Las canciones tienen títulos tan sugerentes «Balada gatuna», «Cancioncilla para gatitos» o «Aires felinos» que incorporan sonidos evocadores para los gatos, transmiten confort y afecto, con el objetivo de que el gato se relaje. Obviamente, como todo arte, no se trata de una ciencia exacta. Así que lo mejor es que descubras cómo reacciona tu propio ARISTOGATO. Además, introducir la música en su vida puede ser una buena idea para enriquecer su ambiente en el hogar.
Y aunque su teoría se aplica a otras especies, la elección de los gatos no es trivial. Puesto que la música (al menos todavía) la compran los humanos, se apostó por dirigir el disco a una popular mascota. La elección del gato, en lugar del perro, fue una simple razón auditiva. Existen muchísimas razas de perro, con tamaños y pesos muy variables que cambian notablemente la voz de cada espécimen, mientras que «los gatos son más uniformes entre razas», afirma Teie, de quien cabe destacar, como nota curiosa, que es alérgico a los gatos.
De momento es difícil evaluar la acogida que ha tenido el disco entre los gatos, pero entre sus dueños está clara: el lanzamiento se produjo el pasado 14 de octubre y ya se ha encaramado a la primera posición de ventas en el iTunes Classical Music Chart.
¿Qué será lo siguiente? Teie asegura que los próximos animales melómanos serán los perros y los caballos. ¡Estaremos atentos!