El llamado síndrome postvacacional, también conocido como estrés o depresión postvacacional, es un concepto que se refiere a la ansiedad o presión emocional que debemos afrontar al readaptarnos al trabajo, después de unas (merecidas) vacaciones.
Volver a acostumbrarnos a la vida laboral es difícil. Porque implica cambios horarios y de estilo de vida, así como retomar obligaciones, disminuir el tiempo de ocio, cambiar el aire libre y las horas de sol por jornadas maratonianas en espacios cerrados. Además, el entorno laboral y el trabajo que debemos desempeñar también influye decisivamente en la aparición del síndrome postvacacional. Quienes desempeñan tareas creativas tienen menos posibilidades de sufrirlo que quienes tienen trabajos monótonos.
En general, nos preocupa mucho sufrir depresión postvacacional y llevamos a cabo estrategias para evitar que surja (programar el regreso a casa de manera anticipada y relajada; empezar de manera gradual la intensidad de trabajo; mantener una actitud positiva y de agradecimiento por el hecho de tener trabajo…). Pero ¿qué pasa si es nuestra mascota la que sufre depresión postvacacional?

Mucha gente siquiera se plantea que esto pueda ocurrir (a veces estamos tan concentrados en nosotros mismos que no vemos más allá). Pero lo cierto es que pasa. Y, por desgracia, con más frecuencia de lo que imaginamos.
¿Por qué tienen depresión postvacacional las mascotas?
Por un lado, nuestras mascotas sienten y les basta mirarnos para saber que algo no va bien, que se avecinan cambios. Como resultado de esa conexión tan fuerte que tienen con nosotros, eso puede repercutir en que ellas mismas estén tristes y alicaídas.
Por otro, nuestras mascotas pueden sentir depresión postvacacional cuando empiezan a pasar menos tiempo con nosotros. Cosa que en gran parte es inevitable, desafortunadamente, en cuanto nos vemos inmersos en la rutina. Nos echan mucho de menos, no entienden bien la razón de la separación y eso les hace estar tristes. También les afecta el hecho de pasar menos tiempo al aire libre, de quemar menos energía y de tener menos oportunidades para socializar. Esto es particularmente notable en las mascotas que viven en pisos o viviendas no demasiado espaciosos, en las grandes ciudades.

¿Cómo saber si mi mascota tiene depresión postvacacional?
En general, bastará mirarla para darse cuenta de ello. El cambio que experimentan las mascotas que presentan esta síndrome es particularmente notorio. Piensa que tú conoces a tu mascota mejor que nadie. Si se comporta de una forma diferente a como suele, ponte alerta. Esto puede traducirse, por ejemplo, en que esté más irascible y ladre más o esté más inquieto y haga cosas para llamar tu atención. También puede ocurrir que se aletargue y presente poca actividad, que no tenga ganas de comer, que llore e, incluso, que intente escaparse de casa.

Consejos para ayudar a tu mascota
• Intenta regresar a casa unos días antes de empezar a trabajar para que la adaptación pueda ser paulatina. Si de un día a otro dejas de estar, tu mascota lo sentirá mucho más.
• Si notas que ha perdido el apetito, no esperes ni un minuto y consulta con el veterinario. Existen piensos con aportes vitamínicos que podrían ayudar.
• Hazle una revisión completa al volver de vacaciones para descartar que haya podido contraer algún virus.
• Y, por encima de todo, ten paciencia y dale más amor del habitual. Juega con ella cada vez que tengas oportunidad, alarga los paseos, sorpréndela con algún juguete o capricho. Hazle saber que sigue siendo una de las piezas fundamentales de tu vida. Y siempre lo será.
Desde ARISTOPET deseamos que la vuelta a la rutina sea lo más llevadera y fácil para todos vosotros, queridos aristopeters. ¡Así que mucho ánimo y alegría! Que lo mejor está por llegar.