El Alzheimer es una enfermedad cerebral, no contagiosa, progresiva e irreversible, que altera la personalidad y destruye de forma gradual, como consecuencia de la muerte de las neuronas, la memoria de una persona, al igual que las habilidades para aprender, razonar, hacer juicios, comunicarse y llevar a cabo actividades cotidianas.
Los enfermos de Alzheimer van perdiendo sus recuerdos y su identidad hasta no reconocer la realidad que les envuelve. La enfermedad dura entre 7 y 15 años. Durante este tiempo, la afectación y dependencia del enfermo es cada vez mayor. Se considera que es una epidemia sin cura. Hay más de 46 millones de personas afectadas en todo el mundo. Cada tres segundos se diagnostica un nuevo caso y se estima que en el año 2050, si no se encuentra una cura, el número de casos se habrá triplicado.
El principal riesgo para tener Alzheimer es envejecer. Conforme ha ido aumentando la esperanza de vida en todo el mundo, también lo ha ido haciendo el número de enfermos de Alzheimer.
De momento no hay cura (y ojalá la encuentren pronto), pero sí terapias que contribuyen a retrasar o atenuar el efecto de la enfermedad. Entre ellas, la terapia con perros.
Se sabe que las mascotas mejoran la calidad de vida de las personas. Y ya son muchos los estudios que corroboran los beneficios de la terapia asistida con perros en personas mayores con alzheimer u otras demencias. El principal objetivo de estos tratamientos no farmacológicos es mejorar la calidad de vida de los ancianos, incidiendo en cuatro áreas fundamentales: la física, la cognitiva, la emocional y la social. Los animales se convierten así en la mejor medicina para los pacientes, cuyo estado de ánimo mejora notablemente con el simple contacto con la mascota. Asimismo, los canes pueden ser el estímulo necesario para que los abuelos superen pérdidas emocionales y sociales y, en algunos casos, incluso mejoren su movilidad.
La Residencia Oms-Sant Miquel, en Mallorca, lleva más de tres años con este tratamiento y no hay más que ver las imágenes para entender cuánto bien hacen los animales por las personas mayores afectadas:
En estos casos, los perros con los que se trabaja en esta terapia son educados durante meses para que se vayan sociabilizando. Para que los animales puedan desempeñar esta maravillosa labor, tienen que demostrar previamente un instinto de contacto con la gente, así como un instinto de cobro, necesario para los distintos juegos que se realizan con ellos. Además, lógicamente, deben tener un carácter tranquilo. Por eso suelen ser de raza mediana o grande, y preferentemente de raza Golden o Labrador.
A los elegidos se les enseña a traer objetos y a depositarlos en diferentes lugares (en la mano del paciente, en el suelo o en su rodillas), en función de lo que se pretenda trabajar con el enfermo (movimientos, gestos de gratitud hacia el animal…). También se les enseña a interactuar con los afectados por medio de juegos, con los que por un lado se capta la atención de estas personas, y por otro les ayuda a recordar cosas tan básicas como los números, los colores o las letras. Con todo esto los perros favorecen la expresión de emociones, así como el sentimiento de utilidad, a la vez que relajan y socializan al enfermo.
Os animamos a ver este precioso vídeo, en el que presenciamos una sesión de terapia asistida con perros contra esta cruel enfermedad.