Todos los ARISTOPETERS sabemos que nuestros perros tienen un don para detectar cuándo estamos tristes, contentos o enfadados y actuar en consecuencia para ofrecernos su cariño. Es una de las cualidades que más valoramos en ellos y ahora la ciencia ha respaldado lo que nosotros ya sabíamos desde hace tiempo: que los perros reconocen nuestras emociones.
Un estudio de la Universidad de Lincoln, Reino Unido, y de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, avala que nuestros queridos amigos perrunos son más que capaces de interpretar nuestros estados de ánimo. Entre diferentes miembros de la misma especie esto es normal, pero hacerlo en especies ajenas implica una mayor grado de inteligencia emocional.
Los ARISTOPETERS ya sabemos que nuestras mascotas son sensibles a los cambios en los estados de ánimo de las personas que conviven en el hogar, así como de personas que no conocen, incluso. Los perros captan nuestras emociones a través de una serie de imágenes mentales y sonidos, las evalúan y, posteriormente, las traducen. Para ello deben ser capaces de comparar dichas percepciones y establecer rápidas asociaciones.
Para realizar la investigación, se seleccionaron 17 perros a los que se les mostraron imágenes de humanos transmitiendo diferentes emociones, cada una de ellas asociada también a un sonido concreto (tono de voz agradable para expresar alegría, por ejemplo). Tras realizar el experimento, los investigadores se dieron cuenta de que los perros reconocían mejor las emociones cuando había concordancia entre las expresiones faciales y el tono de la voz (mucho más que cuando sólo se les mostraba imágenes), siendo capaces de asociar los vínculos y actuar en consecuencia.
Los autores del estudio matizan también que existe una importante diferencia entre reconocer las emociones porque llevas tiempo conviviendo con un humano concreto y ya estás familiarizado, o hacerlo con cualquiera. Los perros del experimento no conocían previamente a las personas que salían en las imágenes, por lo que la capacidad de asociar señales emocionales es inherente a los perros. Sugieren que esto podría deberse a la estrecha relación que, durante siglos, los humanos han mantenido con los caninos.
Este interesante estudio ha sido publicado en la revista Biology Letters de la Royal Society británica. Otros estudios, como el realizado por unos investigadores en Hungria y publicado por la Hungarian Academy of Science de la Universidad Eotvos Lorand de Budapest, avalan estos descubrimientos.
En definitiva, interesantes experimentos, años de estudio y mucho trabajo para determinar algo que todos los ARISTOPETERS sabíamos ya sobre nuestros perros: ¡que son los mejores!.
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