Por muy populares y queridos que sean hoy en día, hasta mediados del siglo XVI los gatos de pelo largo eran desconocidos en Europa. Los primeros llegaron desde Persia a Italia, ya en el siglo XVII, de la mano de Pietro della Valle. Posteriormente, Nicolas Fabri de Peiresec, magistrado de las Cortes reales de la ciudad francesa de Aix-en-Provence, llevó a Francia gatos procedentes de Turquía. Estos gatos fueron los ancestros de los actuales gatos persa y eran muy apreciados por la aristocracia europea.
Hoy, los gatos persas son famosos en todo el mundo. Además, su raza está estrechamente relacionada con la creación de las razas Sagrado de Birmania y British Shorthair. Pero ¿por qué son tan especiales los gatos persas?
¿Cómo son los gatos persa?
Identificar ciertas razas es, en ocasiones, complicado. Pero en el caso de los gatos persa no suele haber lugar a dudas porque tienen unos rasgos muy representativos.
El rasgo más conocido de estos ARISTOGATOS es el pelo, ya que es muy largo y fino, denso y sedoso. Para que os hagáis una idea, la longitud normal del pelo de un persa oscila entre los 10 centímetros del cuerpo y los 20 centímetros del collar. Por lo que no hablamos de pelo, sino de pelazo.
Eso sí: esto hace que el mantenimiento del pelaje sea notablemente trabajoso. Lavarlo, peinarlo y cepillarlo serán actividades que debamos incluir en nuestro día a día. De hecho, la longitud de su pelaje favorece la formación de nudos, por lo que es necesario desenredar el pelaje todos los días (te recomendamos que eches un vistazo por ARISTOSHOP para encontrar el peine o cepillo que mejor se adapta a las necesidades de tu gato). Además, cabe tener en cuenta que durante la primavera y el verano se produce la muda del pelaje… por lo que habrá pelo de nuestro ARISTOGATO por todas partes —y tendremos que aliarnos con la aspiradora o con la mopa, claro.
Su cuerpo es corto y compacto, con una musculatura firme y desarrollada. Sus patas son cortas, fuertes y rectas. Resulta curioso observar los largos mechones de pelos que tienen entre los dedos. En cuanto a la cabeza, destacan sus carrillos, redondos y regordetes, como si tuvieran alimento en la boca constantemente. Tienen la nariz corta y muy chata.
Otra cosa fantástica de estos mininos son sus ojos. Grandes, redondos, bien abiertos, separados. De color, intenso y profundo, acorde con el del pelaje. Es decir, color cobre para la mayoría de los colores de pelaje; verde en los ejemplares chinchilla, silver shaded y golden; azul en los colourpoint (Himalayos) o en algunos blancos, y dispares (un ojo de cada color) también en algunos blancos.
Sus orejas suelen ser muy pequeñas, de punta redondeada, muy separadas en la inserción del cráneo. También son muy peludas en el interior. Por último, su cola es corta, proporcionada, está bien recubierta de pelo muy largo y suelen llevarla bastante baja.
El comportamiento de los gatos persa
Los gatos persas son plácidos, tranquilos y sedentarios. Demuestran una clara predilección por su ARISTOPADRE, con los que son dulces, afectuosos y sociables. Les gustan los perros y los niños. Aunque con los extraños se muestran indolentes, distantes.
Toleran bastante bien la soledad, siempre y cuando estén en un espacio controlado y conocido. Por lo que su espacio ideal es un piso o apartamento. No suelen maullar. Aunque cuando lo hacen son muy discretos.
Por todo esto, estos peludos necesitan una vida tranquila. Los viajes o los desplazamientos constantes pueden provocarles estrés y alterarlas notablemente. Tampoco llevan muy bien los ruidos ni los cambios. Así que lo mejor para ellos es que enriquezcas su ambiente y que les dejes disfrutar de su vida contemplativa, mientras les cepillas el pelo o les acaricias durante toda la tarde, mientras ronronean.
Como veis, ser feliz es muy fácil cuando tienes un ARISTOGATO persa a tu lado. ¡Así que a disfrutarlo!