En Estados Unidos hay más de 180 millones de animales de compañía, una cifra apabullante si la comparamos con la nacional, ya que en España hay 5,1 millones de perros y 2,2 millones de gatos. Resulta obvio que quien decide poner una mascota en su vida, lo hace para enriquecerla, para tener compañía, para ser más feliz. Pero científicos estadounidenses han demostrado que el beneficio es más profundo y que tiene una conexión directa con nuestro cerebro.
Desde hace una década aproximadamente, investigan el hecho de que las mascotas disparan nuestros niveles de oxitocina. Esta hormona contribuye a fortalecer el lazo entre nosotros, ya que es la responsable, entre otras cosas, de que amemos, seamos fieles, compasivos, amables… y de que podamos parir y tener leche materna. Pero en los últimos años, los estudios han ido más allá y se abren campos de estudio muy interesantes.
1. Ponen a funcionar los químicos de nuestro cerebro
Como decíamos, las hormonas de la felicidad aumentan. Pero a la vez disminuyen los niveles de cortisol, que están relacionados con el estrés, la ansiedad, el aislamiento y el aumento de peso. Todo esto según el «Center to Study Human-Animal Relationships and Environments» de la Universidad de Minnesota. Tanto es así que hace un tiempo una universidad de Estados Unidos habilitó un aula para que los alumnos se relajaran… acariciando perritos y pasando tiempo con ellos.
2. Mantienen nuestras salud mental bajo control
Los animales ayudan a las personas con problemas anímicos o mentales, como la ansiedad y la depresión, a mejorar su estado. Esto se debe a que las mascotas son miembros de la familia. Ofrecen apoyo y ayuda emocional, en el día a día. En ciertos casos, esas personas tienen un vínculo más fuerte con sus mascotas que con otras personas. Lo que puede frenar desde los instintos autodestructivos a los ataques de pánico. Además, las mascotas les dan una razón para llevar a cabo sus tareas diarias, tomar acción y asumir responsabilidades. Las mascotas deben ser consideradas una fuente principal y no una fuente marginal de apoyo en la gestión de los problemas de salud mental a largo plazo, lo que debería tener implicaciones para la planificación y prestación de servicios de salud.
3. Ayudan a nuestro corazón
Varios estudios tanto en los EE.UU. como en China muestran una fascinante correlación entre poseer mascotas y tener un menor riesgo de morir por enfermedades cardíacas, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
4. Nos ayudan a envejecer
Los pacientes con demencia a menudo se enfrentan a problemas como la ansiedad, la depresión y la pérdida de las ganas de vivir. Lo que puede hacer que su vida y la de su familia sea muy, muy difícil. En los últimos años, los investigadores han recurrido a la terapia de mascotas como una forma de crear un vínculo emocionalmente beneficioso para los pacientes con demencia. En este post os hablamos más detalladamente de ello.
5. Nos ayudan a crecer
Estudios recientes demuestran que las conexiones emocionales, cognitivas, educacionales y sociales se desarrollan mejor durante la infancia, en aquellos casos en los que los niños conviven con animales. Tanto es así que se dice que los niños pueden llegar a preferir a sus ARISTOPETS antes que a sus hermanos, como os contamos aquí. Ya que estos ayudan a fortalecer su autoestima, a mejorar las habilidades sociales, a adquirir responsabilidad y a interactuar en grupo. Son una fuente inagotable de cariño y entre ellos nunca hay rivalidad.
Aunque estas áreas todavía se hallan en fase de desarrollo, muestran cómo nos afectan las mascotas y las sitúan en un plano maravilloso, en el que no solo son nuestros compañeros de vida, sino una fuente inagotable de salud.