Enseñar a tu gato a usar el rascador será sin duda la mejor idea que hayas podido tener en mucho tiempo. Porque si aún no lo has hecho, seguro que más de una vez te has encontrado con sillas, cojines, cortinas o sillones con algún que otro arañazo (y un arañazo sería, sinceramente, una suerte en comparación con las historias que algunos ARISTOPADRES nos han contado).
No obstante, en realidad no debes culpar de ello a tu ARISTOGATO. Se trata de un instinto natural que no pueden evitar, no sólo porque necesitan afilar sus uñas, sino también porque para ellos es una forma de marcar el territorio. Cuando tu gato rasca tejidos o madera, su salud mental y emocional mejora notablemente (y como imaginarás, si lo hace de forma constante donde no debe, tendrás un problema más grande a largo plazo).
Rascador Cactus, foto de Huisjeaandehaven
Al arañar un objeto, los gatos dejan el olor de las glándulas que se encuentran en sus patas. Y una vez han elegido algo para rascar, poco a poco continúan arañando el mismo lugar para reforzar su marca y su olor.
En este sentido no debes luchar contra su instinto, sino más bien reconducirlo hacia aquellos lugares en los que pueda desahogar su necesidad sin consecuencias para el bienestar de tu mobiliario: el rascador.
¿Cómo enseño a mi gato a usar el rascador?
Si eres un ARISTOPADRE desesperado, sin duda te alegrará saber que existen varios truquitos a los que podemos recurrir para enseñar a nuestro gato a usar el rascador. En primer lugar, debes partir de la base de que él no sabe lo que es un rascador ni para qué debe utilizarlo. No está acostumbrado a él, y por eso tu labor es despertar su interés por su nuevo e interesante juguete rascador.
Rascadores grandes
Está la opción fácil y la opción difícil. La fácil es conseguir algo de hierba gatera y colocarla en el rascador, los gatos sienten una inmediata atracción hacia su olor y poner la hierba en el rascador probablemente les induzca a averiguar para qué sirve. La difícil es coger delicadamente las patas de tu gatito y arañar suavemente el rascador con ellas, para que el olor al que hemos aludido antes impregne el rascador y más tarde vuelvan a él para probar ellos solos.
¿Qué hacer si nada de esto funciona?
¿Tu gato pasa de todo y de tus intentos por mostrarle cómo de beneficioso sería para ambos el acostumbrarse a usar el rascador? No te preocupes, tenemos algunos ases bajo la manga:
Mueble Rascador | Rascador Cactus | Rascador La Joven de la Perla
– Rasca unas cuantas veces al día tú mismo el rascador, que se escuche bien cuando rasques y se note donde lo has hecho. Para, ya sabes, intentar generar en él ese típico “yo también quiero probar” que a muchos nos invade cuando vemos a alguien disfrutar con un juguete nuevo.
– Ubica el rascador en un sitio tranquilo. Aunque no lo creas, los gatos necesitan paz y tranquilidad mientras rascan. Para ellos es como ese momento zen en el que se estiran los músculos y se libera estrés.
– ¡Dale un premio cuando lo haga bien!
Si nada de esto funciona, no te preocupes. El problema seguro que no está en ti, ni en él. ¡Está en el rascador! Ve a tu veterinario de confianza y dile que te recomiende un rascador que se adecúe mejor a las preferencias de tu mascota. Los gatos, aunque seguro que ya te has dado cuenta, son animales muy exigentes.