Quienes vivimos con un ARISTOPERRO sabemos lo inteligentes y espabilados que son. Siempre lo hemos dicho ante quien nos quisiera escuchar, pero parece que hasta que la ciencia nos da el visto bueno, nuestras afirmaciones no son más que «amor de ARISTOPADRES».
Pues bien, resulta que tres investigadores, miembros del departamento de etología y del Grupo de Investigación de Etología Comparada de la Universidad de Budapest, han desarrollado un estudio, publicado hace apenas unos días en el medio Current Biology, que demuestra que los perros no solo recuerdan lo que hacen ellos mismos, sino lo que hacen sus ARISTOPADRES.
El estudio trabaja sobre lo que se denomina «memoria episódica», es decir, la que funciona para que nosotros, los humanos, recordemos cosas que no creemos importantes en el momento en que suceden. Y la cuestión consistía en averiguar si los perros la tienen o no.
Para ello, entrenaron a 17 perros de distintas razas, pero también mestizos. Mediante el método denominado Do as I Do (Haz lo que yo hago), los perros aprendían a hacer coincidir su conducta con la que habían mostrado los humanos mediante la orden «¡Hazlo!». O dicho con un ejemplo sencillo: el dueño saltaba, luego daba la orden y el perro saltaba también. Los animales entrenados de esta manera podían imitar las acciones de sus dueños incluso 24 horas después. Lo que quiere decir que dar la orden «¡Hazlo!» después de un tiempo es de alguna manera equivalente a preguntarles «¿Recuerdas lo que hizo tu dueño?».
Para investigar la memoria episódica se necesitaba que la prueba de imitación fuera inesperada para los perros. Entonces se les volvió a entrenar, con el fin de modificar sus expectativas de recibir la orden de imitación. Independientemente de las acciones ejecutadas por el dueño, a ellos se les ordenaba tumbarse. Así se les enseñaba que las acciones que se les mostraban ya no eran relevantes, porque cualquiera que fuese el acto que el dueño ejecutaba, al perro siempre se le ordenaba tumbarse. Entonces, tras cerciorarse de que los perros ya no esperaban la orden de imitación, les mostraban acciones cotidianas, y después de un tiempo, les sorprendían dándoles la orden: «¡Hazlo!».
El hecho de que los perros puedan recordar e imitar cuando se les pone a prueba de manera inesperada, significa que utilizan una memoria similar a la episódica para recordar las tareas cotidianas. Por eso, la investigación concluye que los perros recuerdan no solo lo que ellos hacen, sino también lo que hacemos nosotros.
Otras especies, como primates, ratas y palomas, ya habían mostrado evidencias de que poseían una memoria similar a la episódica. Pero todavía no se sabía que los animales podían usar memoria episódica para recordar eventos complejos, como las situaciones que se dan en la vida real. De ahí la importancia de este estudio. Es el primero que examina si los perros en su medio natural pueden recordar eventos complejos y ricos en contenido, parecidos a los que se dan en la vida real. Asimismo, esta es la primera investigación que estudia los recuerdos de las acciones de otros, no realizadas por los mismos sujetos estudiados. De ahí su relevancia. Si quieres ampliar información sobre el estudio, haz clic aquí.
Así que si estabas convenido de que tu ARISTOPERRO era capaz de repetir lo que tú haces, si estabas convencido de que tenía una memoria sorprendente, estabas en lo cierto. El día a día y la cercanía, física y emocional con nuestros ARISTOPERROS, nos hace saber más de ellos y entenderlos mejor que nadie. Por lo que podríamos decir que el roce no solo hace el cariño (el amor incondicional), sino que también proporciona el conocimiento.
